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la diva

memorias del ayer
Durante algunos días atrás me la he pasado recordando todos los consejos que me han dado profesores, coordinadoras de la universidad y una que otra directora de plantel.

Recuerdo bien cuando inicie mis estudios para Licenciado en Diseño Gráfico. Me encontraba muy emocionado. Y es que, después de diversos problemas que tuve para ingresar a la uni, me concedieron una oportunidad. Sabía que no los iba a defraudar.
Al pasar los primeros semestres, me empecé a dar cuenta que era una carrera muy interesante. Las primeras clases de teoría del diseño, del arte y del color fueron buenas, muy agradables. Los ejercicios los realizaba sin mayor problema. Ahora que recuerdo, son pocos los trabajos que me han costado de verdad. Gracias a Dios, las habilidades que tengo me han servido para pasar sin problemas las materias. Cuando algún profesor requería un trabajo, incluso, mientras él aún daba las instrucciones yo varias veces ya sabía como abordar el asunto o cómo iba a resolverlo. Aclararé algo: no soy el diseñador que debería ser; no quiero jactarme ni escribir un post que únicamente hable de lo “bueno” que soy, no señores y señoritas, al contrario: para mi vergüenza lo publico. Sé que tengo un buen de puntos débiles, pero también sé del peligro que los profesores sólo te digan “muy bien” “muy buena solución” y que te estén alabando nada más.

Esta innecesaria nube de colores lindos solo empezó a hacer que me asfixiara en el conformismo. Ahora que recuerdo las clases que teníamos en la uni, clases muy interesantes, en las que de segur pude haber aprendido mucho más, me pongo a pensar el lo peligroso que es para un estudiante de diseño gráfico su orgullo. Se va a la universidad a que hagan calabaza lo que tienes, lo que sabes, tus mayores logros. Se va a la universidad a que te acaben con comentarios, a que te enseñen, a enaltecer el método de "prueba y error", pero no lo sabía en ese momento.

Después de estar tan “acostumbrado” a que cada trabajo realizado estuviera bien, a ver maestros sin la autoridad de decir, “esto está mal por esto por esto y por esto”, aunque… bueno, sí los hubo. Pero ya para cuando llegaron sus consejos ya era tarde. Después de en los primeros dos semestres recibir sólo flores y chikles de bolita, me crei tontamente la idea de que en realidad “yo podía diseñar”, de alguna forma me sentía bien conmigo mismo. Bien porque no realizaba gran esfuerzo y podía entregar un trabajo un poquito mejor al del resto de los compañeros (sin ofender compañeros), muchos maestros al calificar mis trabajos me decían ya sea cuando revisabamos avances o cuando entregábamos el final, que les gustaría ver hasta dónde podía ofrecer, qué tanto más tenía, recuerdo su fé en mí, esperando que esta vez sí mostrara más. Incluso recuerdo una ocasión en que al presentar una ilustración en pasteles, un profesor me dijo que le había encantado, que le sorprendía la habilidad que tenía para haberla hecho en poco tiempo –durante clases, no hice avances- y dijo algo que nunca olvidaré “tienes talento, pero tienes dos poderosas razones para no desarrollarlo”. Tontamente decía “¿para qué? Yo sé de qué soy capaz y sé hasta dónde puedo ofrecer, así con trabajitos de mediano nivel ya estoy de otro lado”. Caray, ahora que me leo a mí mismo escribiendo eso y dándome cuenta de mi estúpido conformismo, me desconozco. Pero bueno, en ese momento era toda mi realidad la universidad. Pensaba que todo era universidad y que allá a fuera las cosas serían así de bonitas.

nuestra diva
Todos llevamos una diva dentro. Esa parte de nosotros que es delicada, payasa, criticona y muy fresa. Esa diva nos hace creernos que en verdad “ya somos” y nos pone en lo alto de un altar de granitos de arroz. Cuando vayas a la universidad, nunca olvides una buena actitud y siempre olvida tu orgullo. El orgullo sólo te hace pensar que “los maestros están equivocados” “yo ando innovando y soy muy creativo, no me entienden” Ahora que lo veo, el orgullo el exceso de confianza sólo me dieron una gran almohada de mentiras que ahora que se le han salido las plumas sólo pienso en por qué pagué tan caro por ella. Cuando dejamos que como estudiantes de diseño o incluso como diseñadores, alguien nos haga un comentario (no me gusta pensar en hacer críticas, yo hago comentarios y de ahí que otros los vean como críticas ya es su bronca) contrario a lo que nosostros proponemos, que nos haga ver en realidad que estamos equivocados, lo mejor y lo más difícil es reconocer el error. Muchas veces andamos tontamente por la vida defendiéndonos de todos, incluso de nosotros mismos. Llevamos una capa tan densa de pomada contra las “malas vibras” que sólo nos encerramos en nosotros mismos creyendo que somos “la realidad” y que fuera de nosotros nada es. Gran mentira. Sé que es difícil que alguien se te acerque y te diga “esto está mal” –sobre todo si se trata de una persona que sólo está esperando a ver los errores de otros- ¿por qué? Pues porque es nuestro trabajo, trabajo al que le dedicamos un buen desvelo, dinero y bla bla bla. Trabajo que al terminarlo sentimos que “una nueva maravilla se ha creado-descubierto en el mundo” creemos a veces que es lo último, que porque nos quebramos la cabeza y nos empapamos del trabajo ya por eso el resultado es el mejor y entonces llega alguien que ve las cosas neutralmente y nos hecha a bajo todo. Se siente feo. Pero lo mejor es ser humilde y decir, “ok, aún puedo trabajarle más”

Ahora que casi termino mi octavo semestre de la L.D.G. Ahora que doy vuelta atrás recuerdo todos los consejos de maestros, de alumnos que me-nos decían que le echáramos muchas ganas a la carrera, que diéramos todo, todo. Ahora que vuelvo a oir sus voces dentro de mi corazón es cuando entiendo que probablemente ellos también pasaron algo parecido.

agradecimientos
Por cierto, quiero agradecer desde este post al L.D.G. Othón Ríos Castillo –ehhh! Ya sale tu nombre en interné!-, un maestro de la universidad que nunca me dio clases en las aulas, pero que me ayudó durante las prácticas que realicé en AMO, su fabrica de diseño, en su momento a ver las cosas como en realidad son, a dejar de ver sólo dentro de esa “burbuja” que es la universidad –como él la llamaba- si Dios no hubiera permitido el trabajar contigo, probablemente aún seguría envuelto en sábanas falsas, en mi error.

Othón, mil gracias. Más que a realizar proyectos, a fotografiar obras de pintores, a comprar tortas con harta salsa, a cortar rapidísimo tarjetas de visita, a hacer instalaciones de carteles, a enfrentarme como machito a mis errores de faltas o a tomar agua mientras trabajo me bajaste de mi nubecita de trofeos y bla bla bla, aún recuerdo cuando me entrevisté contigo: llevé según yo lo mejor de mi trabajo y al verlo tan sólo te reíste y opinaste de uno de ellos “¡esto parece un papel tapiz!”, más creíste en mí. Me enseñaste a ver el diseño gráfico desde otro punto de vista, uno real. En cualquier lugar de puebla donde te encuentres: gracias, regrésame los trabajos que realicé en AMO y felicidades por la mención honorífica en el concurso de carteles de México Unido Contra la Delincuencia.

por último
Señores y señoritas, no nos creamos eso de que “ya somos diseñadores” siempre hay algo que aprender. Si estudias o empezarás a estudiar diseño gráfico lo que te aconsejo es que seas atn humilde como para reconocer que en la crítica destructiva de otros, puedes sacar algo para tu bien. Si dejamos que el orgullo y lo diva nos quite la vista no observaremos que en realidad, el final del camino es sólo el inicio de otro.

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2 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Felicidades por cuatro años de esfuerzo constante. Lo que dices es cierto ciento por ciento. En la escuela ensayas, desmadras, te emborrachas, te peleas con los profesores, con los amigos, te desvelas, le pides al profe que te aguante para otro día, te desvelas, te peleas otra vez con un profesor. Pero alla afuera empieza la verdadera formación. Ni para que contarte los madrazos que me di contra la pared cuando me fui al reforma. Eso es materia para un post. NO crees?
Pero como sea. Siempre afronta el futuro con la serenidad de tener un pasado sustentado en trabajo y talento.
Suerte!
Sirva este comentario como un saludo-homenaje a Othon, Luis Alonso, Carlos Franco, Cesar, Quique Montes....

27/3/06 19:14  
Anonymous Anónimo dijo...

Jejeje, de los que mencionas sólo y me ha dado clases Luis Alonso. De hecho me ahora me da Seminario de Investigación. Y por si fuera poco paso a lo siguiente:

Ya que ando en dedicatorias... Luis te dedico este comentario a tu bigote muerto en batalla. Qué bien que te hayas atrevido a cortártelo y... neta que en clase me reía de ese "chiste que no me sé" como dijiste.

Regresando... Javier, sería bueno que compartieras tu experiencia de trabajo en el Reforma. Sin duda podríamos aprender mucho, darnos una idea del high de por ahí y por qué no? hasta conocer tu trabajo.

Saludos.

28/3/06 00:03  
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